Cuando nos enfrentamos a un desafío que parece irresoluble y hallamos una solución, estamos desplegando nuestra inteligencia.
En este sentido, dada la actual complejidad del mundo, necesitamos trascender el HOMO SAPIENS, el ser humano que sabe, y elevarlo a HOMO SOLVER, el que soluciona. Porque no basta con conocer las dificultades del mundo y las de nuestra propia vida.