Acompañar a nuestros niños en el proceso de duelo, permitiéndoles expresar sus emociones y comprender la muerte como parte de la vida, es esencial para su bienestar emocional y mental.»
De todas las emociones que viven nuestros hijos, creo que la tristeza es una de aquellas que más nos cuesta aprender a acompañar, y no porque nos moleste como padres, madres o cuidadores sino porque nos parte el alma verles con tanta pena y no poder cambiar la crudeza de la situación, como es el caso de la muerte de una persona a la que amamos.