Nuestros pensamientos determinan el modo en el que percibimos el mundo, la forma en la que actuamos y hasta cómo sentimos lo que nos pasa.
Alejarse y administrar de manera consciente los pensamientos y las emociones limitantes, instalados por nuestro propio sistema de creencias, son esenciales para disfrutar la vida, sacarle el máximo provecho y alcanzar la felicidad.