Los seres humanos a veces tenemos que aparentar lo que no somos o intentar complacer a otros para ser aceptados. Pertenecer y sentirse aceptado se convierte en la bestia a derrotar cada mañana. El estrés se instala en su vida como visita indeseada, pero inevitable, y hacen intentos monumentales por lograr que pase desapercibida su diferencia, su naturaleza, escondiendo su verdadero yo.