Mediante la narración de una gran aventura, Raquel Levinstein y Tato, el pato, un tierno personaje con alma de niño, ofrecen un mensaje sobre la educación comprensiva en una serie de valores como la prudencia, la fe positiva, la valentía y la honestidad, así como el desarrollo de habilidades de reflexión, autoconocimiento y manejo adecuado de las emociones, para enfrentar nuestros miedos más profundos y desarrollar las virtudes necesarias para vivir con conciencia y alegría.