Un hedonismo de lo cotidiano, irreprimible y poderoso está presente, sosteniendo y conformando desde la base toda vida en sociedad. En ciertas épocas, este hedonismo ha sido marginado y confinado a un rol subalterno. En otras por el contrario, se ha convertido en el pivote a partir del cual se organizaba toda la vida social: es precisamente ésto lo que está ocurriendo en las sociedades de la posmodernidad.