Los valores morales no son un problema de votación. La democracia puede ser un sistema para determinar en qué forma vamos a convivir unos con otros; pero no para determinar entre nosotros la verdad de las cosas, negándole el voto a las cosas mismas. En nuestras manos no está cambiar la verdad. Con un sistema de partidos políticos, jamás hubiérmaos formulado el teorema de Pitágoras, pues mientras los socialistas procurarían el desarrollo de los catetos, los liberales defenderían los problemas de la hipotenusa.