Este escritor, y en especial La dama de las camelias, representa uno de los puntos de transición entre las dos corrientes que se confrontaban en su época: el romanticismo y el realismo. Dicha transición no sólo fue entre dos escuelas literarias, sin o entre dos tipos de sociedad. A más de un siglo, esa historia ha llegado hasta nosotros con el encanto de un perfume añejo y evaporado, pero persistente a pesar de la enorme distancia, filosófica y moral, que de él nos separa.