La edad productiva de las personas representa, por lo general, un tercio de su vida. De ahí que el trabajo idóneo para el ser humano deba ser aquel que responda satisfactoriamente a sus expectativas de desarrollo en los aspectos físico, intelectual y social. Para que el trabajo socialmente organizado pueda promover el crecimiento y bienestar de los recursos humanos, necesita cumplir con un principio básico: la selección adecuada del personal.