El suicidio es la consecuencia de una compleja interacción de diferentes factores de riesgo: biológicos (genéticos, alteraciones funcionales cerebrales); médicos (enfermedades o trastornos mentales, dolor crónico, intoxicaciones); factores psicológicos (desesperanza, agresividad). También inciden factores culturales, éticos y socioeconómicos.