La presencia de la pulsión de muerte a escala global, traducida en asesinatos masivos, guerras, crímenes contra la humanidad o genocidios, exige ser estudiada y diagnosticada como parte de lo que Jacques Lacan definió como una "clínica de la civilización". El concepto de responsabilidad en sus dos vertientes, objetiva y subjetiva, es utilizado por el autor como eje articulador de la no siempre pacífica convivencia del psicoanálisis con el derecho.