El niño juega para construir y representarse el mundo; juega para asimilar la realidad circundante, para ordenar sus fantasías y expresar, tanto sus afectos, como sus emociones".
Ana Livier explica en este libro el uso del juego como eje y recurso terapéutico, desde los enfoques cognitivo-conductal, psicoanalítico, gestáltico y humanista.