La riqueza no es fruto de nuestra inteligencia, talento o trabajo. Es fruto de nuestro comportamiento.
Hay dos temas que nos impactan a todos por igual, nos interese o no: la salud y el dinero. Para lo primero tenemos instituciones púbicas y privadas que velan por ella. En cambio, la gestión del dinero queda abandonada a nuestra suerte.