Son muchas las personas que, implicadas en procesos de transformación personal, sufren crisis y trastornos de diversa índole. Algunos sienten que su sentido de la identidad se rompe, o que su sistema de valores ya no es válido. Surgen experiencias espirituales o incluso "místicas" que producen miedo y confusión. La vida cotidiana se hace difícil, y hasta cabe llegar a dudar de la propia cordura.