La práctica de la musicoterapia implica en sí misma una diversidad que incluye tanto el campo de la música como el de la salud. En musicoterapia se debe entender la música en un sentido muy amplio como una herramienta que lleva implícita lo más valioso para la tarea terapéutica, el sonido, la vibración-movimiento y la posibilidad de poner en marcha todo un sistema perceptual que implica todos los sentidos corporales y que abre paso a la fantasía y a la imaginación.