La guía necesaria para orientar la función del terapeuta y optimizar su desempeño. Los niños son acción y movimiento constante.
A veces ese movimiento es desordenado, confuso, resultado de una energía que se sobrepasa en el interior de su ser. Dicha energía, sabemos, debe ser encauzada para ayudarlos a crecer; de lo contrario, se desborda y causa más daño que beneficios.