La esquizofrenia es una enfermedad mental compleja, de curso crónico, heterogéneo e impredecible. Las personas que la padecen tienen que lidiar con diversos aspectos, como la sintomatología psicótica, la discapacidad, el deterioro cognitivo y los problemas en el funcionamiento psicosocial, así como la falta de adherencia terapéutica, que puede provocar recaídas y rehospitalizaciones.