En el estremecedor inicio de este relato, la casa de seguridad de un grupo de guerrilleros del noreste es sitiada por la policía.
Se trataba de miembros de la Liga Comunista 23 de septiembre, un par de jóvenes que apenas pasaban la veintena de años. Eran los años setenta y el gobierno de Luis Echeverría perseguía con ferocidad a los disidentes y a los subversivos.