La hora de señalar la enésima crisis del proyecto más avanzado de convivencia civilizada en las tierras de nuestros mayores, ese Viejo continente que nos hizo suyos en un movimiento que aún hace rechinar los dientes, ocurre en un mundo aún más complejo y delicado donde las opciones parecen revivir los peores presagios de la hora más caliente de la Guerra fría.