En dos años, el mundo ha cambiado de un modo que tardaremos décadas en entender. La invasión rusa a Ucrania y las matanzas en Gaza han provocado una serie de transformaciones a escala planetaria con infinidad de repercusiones: ya cambió el peso político y económico de Estados Unidos y China, se renovó el protagonismo de Moscú y su eje de influencia, se desató una carrera armamentista, el populismo se fortaleció y los balances de poder en Latinoamérica se han transfigurado.