Tras el convencimiento falaz de que sobran seres humanos en el planeta, se extiende amenazante una ideología inducida que considera que la vida de una mascota es más valiosa que la de personas que disienten, bebés no nacidos, o ancianos enfermos.
Nace así una peligrosa nueva religión laica apocalíptica basada en la ira, pero disfrazada de amor por la naturaleza, el planeta y el clima.