En la medida en que el trabajo se desarrolla socialmente y se convierte en fuente de la riqueza y de la cultura, se desarrollan, a la vez, la pobreza y el abandono de las clases trabajadoras y la riqueza y la cultura en la burguesía. En una sociedad socialista o comunista nadie, excepto los trabajadores, podría convertir en propiedad privada los medios de producción ni los medios de consumo sociales.