Ésta es la crónica de un México devastado. En su geografía hay personas que se cubren el rostro con máscaras de nailon, pasamontañas, paliacates, capuchas, mascadas, camisetas. Los embozos exponen sin proponérselo esa devastación y son empleados –de forma ocasional o permanente– con distintos fines: confrontarse con el Estado, defender una comunidad o un territorio, proteger la propia vida u ocultarse para delinquir, reprimir, matar.