El juego, en todas sus modalidades, inclusive el dibujo y los cuentos, es un factor de desarrollo afectivo e intelectual del niño. La capacidad de jugar se manifiesta desde sus primeros meses de vida, y aumenta con la formación del símbolo (la palabra) y la representación mental (la imagen); estos elementos contribuyen a incrementar la producción simbólica infantil y, con base en la experiencia, permiten a la imaginación trasladar la actividad lúdica a la mente del niño y desde ahí proyectarla sobre el papel en forma de dibujos e historias. "El juego de los trazos" propone abrir un espacio, dentro de la educación, al juego expresivo gráfico y literario del niño como vínculo entre observación, percepción, reflexión y conocimiento, y hacer un análisis de la dinámica de tales procesos en su producción simbólica. La investigación acerca de la dinámica lúdica en la producción simbólica de los niños de seis a trece años de edad, expresada en textos visuales y literarios, se aborda desde una perspectiva cognitivo-humanista, a partir de la teoría de la formación del símbolo en el niño propuesta por Jean Piaget, y retomada por la psicología cognitiva de Howard Gardner. Se hace también una revisión general de los estudios del juego, de la gráfica y la imagen infantil, así como del símbolo como participante central. El eje de este análisis lo constituye asimismo la psicología sociohumanista de Lev S. Vigotski, incluyendo sus aportaciones en relación con el desarrollo del niño, sus estudios sobre la función de la imaginación en esta etapa y, en particular, sus disertaciones sobre el juego infantil. En este aspecto se examinan las funciones psíquicas que Vigotski expresa del juego, como la renuncua, la satisfacción de impulsos, la transferencia o sustitución, la observancia de la regla, la situación ficticia y la rememoración, además de considerar su enfoque del juego como potenciador del desarrollo infantil.