Así, con mucho sabor, el nuevo Manual para escribir bien nos ilustra respondiendo esas preguntas que no nos atrevíamos a plantear o abriendo preguntas que nunca se nos habían venido a la mente. Por ello, si bien este libro puede quedar en nuestro escritorio para consultas frecuentes, está claro
que, más allá de los lineamientos que ofrece, nos promete horas de amena lectura y, ante todo, nos despierta la curiosidad por investigar más sobre nuestro idioma.