El imperio egipcio, una de las grandes civilizaciones de la historia, padeció una de sus más agudas crisis durante el reinado de Akhenatón, el faraón que, al tratar de arrebatar la hegemonía política y económica a la casta sacerdotal, impuso el monoteísmo y se nombró a sí mismo como el único profeta de aquel dios frente a los hombres.