Una de las voces que ha destacado en la narrativa mexicana por la virtud de lo sencillo y lo directo es, sin duda, la de Silvia Molina, quien se ha empeñado desde su primera novela, La mañana debe seguir gris, en ejercer una prosa fundada en la transparencia y la serenidad: dos virtudes que hacen de su narrativa una de las más agradecibles de la literatura mexicana contemporánea.