En contra de su voluntad, Uhtred recibe la orden de iniciar conversaciones con los vikingos para sellar la paz, pero acaba descubriendo que le han tendido una celada. Los hombres que rodean al rey no se fían de él, los daneses sueñan con darle muerte y su única persona de confianza, Etelfleda, hija de Alfredo, está recluida en un convento.