Cuando los bombardeos de los Aliados comienzan a caer sobre Berlín, los padres de Magda deciden enviarla con sus tíos a las montañas, donde le consiguen un trabajo en el Berghof, el lugar de descanso de Hitler. Tras una serie de rigurosos exámenes físicos y mentales, es asignada a la cocina. ¿Su labor? Formará parte del grupo de mujeres dedicadas a catar los alimentos del Führer para asegurarse de que no estén envenenados.