Esta sabia y conmovedora novela de Italo Calvino encierra en su brevedad y aparente sencillez una hondura sutil que solamente los grandes maestros son capaces de transmitir.
De el mismo modo que el observatorio que lleva su nombre, el señor Palomar mira y analiza el mundo. El señor Palomar observa y piensa, entre la aparente no actividad y actividad interior, que se traduce en evolución del pensamiento del mundo.