El 4 de Octubre de 1599, a las dice en punto del mediodía, se encuentran en las canchas de tenis públicas de la Plaza Navona, en Roma, dos duelistas singulares. Uno es un joven artista lombardo que ha descubierto que la forma de cambiar el arte de su tiempo no es reformado. El otro es un poeta español tal vez demasiado inteligente y sensible para su propio bien.