El protagonista de esta novela es uno de los personajes más memorables de la literatura norteamericana: Ignatius Reilly que a los treinta años aún vive con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de «teología y geometría» como de «decencia y buen gusto»; un alegato desquiciado contra una sociedad desquiciada.