Las doctrinas y símbolos de las distintas tradiciones atestiguan de la existencia de una Tierra Santa que habría servido de inspiración para la configuración de todas las demás Tierras Santas, un místico lugar que sería también el centro espiritual al que todos los demás centros estarían subordinados, y cuyo jefe -legislador, consciencia, inteligencia primordial- recibiría el nombre de Rey del mundo. René Guénon desbroza el camino que conduce al corazón del reino místico de Agartha.