En una economía en la que los productos y servicios se caracterizan por tener una uniformidad cada vez más relevante, la diferenciación se encuentra en numerosas ocasiones en la calidad de la atención prestada al cliente. Dicha atención, para ser realmente efectiva, requiere de una formación previa de todo el personal que se encuentra en contacto con el cliente, para que comprenda a la perfección los principios de la empresa en esta materia.