El éxito de un restaurante depende, sin duda, de la calidad de los alimentos y del precio de los platillos, pero también de la atención que recibe el cliente, pues la mayoría de las veces éste acude no sólo a alimentarse, sino también a pasar un rato de esparcimiento en compañía de sus amigos o familiares. La atención eficiente es fundamental para conseguir que el establecimiento "deje un buen sabor de boca" y se convierta en un lugar acreditado.