Es frecuente ver en el entorno los obstáculos para lograr nuestras metas. Sin embargo, hay un poderoso enemigo interior que es en realidad la causa que nos impide avanzar en muchos sentidos: el ego. Al inicio de nuestras carreras, el ego nos impide aprender y desarrollar talentos. Si logramos el éxito, nos ciega al punto que negamos nuestras propias fallas; y ante el fracaso, el ego magnifica cualquier falla y hace más difícil recuperarnos.