En la era de la fiscalización avanzada, conocer a los beneficiarios reales detrás de los activos y operaciones empresariales es indispensable para la autoridad, por ello impuso a los contribuyentes la obligación de informar quiénes son las personas físicas que verdaderamente disponen, gozan y disfrutan de esos bienes, frutos y rendimientos, es decir los beneficiarios controladores.