"Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo (...) y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una vía oscura y extraña, semejante a la de esas miriadas de germanes, que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la tierra sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos."