Silvia lo tiene todo: buena familia, una posición económica desahogada, un novio que parece quererla aunque le escatima su apoyo y unos padres prestos a cumplirle cualquier capricho.Se sabe afortunada, pero desde muy pequeña tiene plena conciencia de que no todos están en su misma situación. Estudia medicina no porque sea la profesión familiar, sino por verdadera vocación y ha planeado pasar el verano como voluntaria en un país completamente distinto al suyo.