Remo ha tenido un desengaño amoroso (esta juventud) y necesita poner un poco tierra de por medio. Así que decide irse a Los Ángeles, a casa de un amigo. En el aeropuerto, tras perder su avión, conoce a Carol. Carol acaba de sufrir un importante revés: ha perdido a su madre, víctima de un cáncer. Tiene que irse a vivir con su padre, que trabaja en Japón. Carol lleva años sin ver a su padre y más que distante es que apenas hay relación. Tanto Carol como Remo conectan muy bien, se intercambian los teléfonos y comienzan su amistad a través de mensajes, entradas en un blog o subiendo fotos a sus respectivas cuentas. La vida en Los Ángeles para Remo pinta bien: tiene una casa, un trabajo y puede surfear. Carol, por su parte, intenta adaptarse a una ciudad tan extraña como Tokyo y viviendo con un padre al que apenas conoce. Su único consuelo son sus clases de piano. Tanto Remo como Carol se desafían mútuamente a encontrar el amor. Poco saben ambos que ya lo han encontrado y que aunque óceanos y kilómetros les separen...