Solo hay una manera de viajar a través de los Baldíos: en el expreso transiberiano, un tren tan famoso por su lujo como por su peligrosidad.
Al tren nunca le faltan pasajeros, ansiosos por ver las criaturas de los Baldíos más milagrosas y aterradoras que cualquier otra que puedan imaginar. Sin embargo, en el último viaje del tren, algo salió muy mal, aunque nadie parece recordar qué sucedió con exactitud.