Sara solo tiene doce años y no hay ordenador que no pueda hackear. Incluso ha logrado entrar en la red del sistema de justicia juvenil de Nueva York (con un buen motivo), pero ahora está metida en un gran lío. Para salvarla de las acusaciones, llega un misterioso abogado que no es otro que el director de una escuela secreta para jóvenes espías.