Aunque sean las funcionalidades de los sistemas el aspecto más atractivo, tanto para la transmisión de conocimientos en las universidades españolas como para los ingenieros diseñadores de los mismos, no debemos olvidarnos de que son sus componentes físicos los que llevan a efecto esas funcionalidades y que de la disponibilidad de los mismos depende el que el sistema cumpla con el cometido para el que ha sido diseñado.