Zanaforius lleva la dieta de todos los conejos: zanahorias, coles y tréboles; sin embargo, un día se ve en el espejo y, decepcionado por su apariencia debilucha, encuentra una revista de postres y decide cambiar su dieta para volverse más corpulento.
Un desfile de dulces selectos pasa por el insaciable conejito, que los devora todos con fruición, y pronto no hay nada que frene su apetito.