Santiago es un pescador ya anciano que, día tras día, sale a navegar en su barco en busca de peces por las aguas cubanas del mar Caribe. Santiago es un hombre solitario, curtido por la vida, acostumbrado a la dureza del mar y las inclemencias del tiempo, que le habían otorgado un buen número de arrugas, antiguas cicatrices y manchas en la piel. "Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos", en ellos resplandecía un brillo de resistencia y desafío.