Está bien que todos seamos diferentes (físicamente, emocionalmente y mentalmente); que todos tengamos distintas habilidades, capacidades y formas de ver e interactuar con el mundo, y está bien que todos vengamos de lugares o formas de vida diferentes. La diversidad de personas que vivimos en un mismo lugar, una misma región, un mismo continente, en el mismo planeta deberíamos ser capaces de convivir, jugar, relacionarnos y ayudarnos entre sí como un valor universal.