Desde que nació, el sultán fue educado para no tener que mover ni un solo dedo. sus criados lo alzan para que no tenga que caminar y sus casi cien esposas se encargan de cortarle la barba, darle de comer y todo lo demás. el sultán vive sentado sobre una altísima pila de cojines sin saber absolutamente nada del mundo, hasta que un buen día aparece cabeza de chorlito, un criado al que le encargan subirlo y bajarlo de su puesto. con mucho sentido común y agobiado por la pereza y los caprichos del sultán, le hará ver todo lo que puede hacer por su cuenta y lo feliz que puede sentirse al tomar sus propias decisiones.