Max recuerda que el día en que su abuelo se mudó al asilo fue tortuoso: un acarreo de cajas, muebles y cacharros. La nostalgia que lo invade es muy grande, pero un plan surge de su mente cuando una enfermera le revela en secreto el código que abre la puerta del asilo.
Un aventurado escape durante un día de verano que invita al autorreconocimiento y a la autorregulación de las emociones.