A Rosalinde le gusta pensar, todo el tiempo tiene ideas rondando en su cabeza. El abuelo sabe muy bien qué está pensando por los gestos que hace, aunque a veces lo engaña y pone cara triste cuando en realidad está contenta. La niña es observadora e inquieta, y siempre está en busca de respuestas para sus dudas. Los lectores podrán sentirse identificados con sus preguntas y sus ideas.