Cada mañana, Gie Gie se levanta antes de que salga el sol para recorrer el largo camino hacia el pozo. En lugar de corona, lleva en su cabeza una pesada olla de barro para acarrear el líquido precioso. Una vez de regreso en casa y tras haber saciado su sed, Gie Gie sueña con el día en que su reino tendrá agua limpia y cristalina para beber.